El consumidor responsable es un nuevo actor en el mercado. Más que marcar una tendencia, da cuenta del compromiso que muchos tienen con una forma de vida más sostenible. Un compromiso que está movilizando a las marcas a hacer cambios importantes y necesarios.
El consumo responsable implica una tener plena consciencia al momento de elegir los bienes y servicios que vamos a consumir. En este sentido, este consumidor tiene en cuenta los posibles impactos ambientales y sociales de todo aquello que compra y consume. Por lo cual se convierte un agente de cambio y promotor de la llamada economía circular.
Esta visión implica que no solo se prefieran aquellos productos o servicios que son menos dañinos con el entorno planetario, sino que además contribuyan con la construcción de un modelo económico y social, que prioriza relaciones más justas y equitativas entre todas las personas.
Por supuesto, esta manera de comprar y consumir tiene un impacto en los negocios y en la manera como producen, distribuyen y comercializan sus productos y servicios. El consumidor responsable, además de comprar a marcas que demuestren su compromiso ambiental y su responsabilidad social, también apuesta por marcas o negocios locales, lo que reta a los productos más globalizados.
Los consumidores responsables y las marcas
Tendencias Digitales, un estudio realizado durante la pandemia con más de 30.000 entrevistados en 15 países de América Latina, encontró que 53 % de los encuestados declararon que la principal razón para evaluar positivamente las marcas está relacionada con sus acciones de responsabilidad social.
Sin embargo, aunque el término “responsabilidad social” es el más usado por los Baby Boomers, según Carlos Jiménez, presidente de Tendencias Digitales. Ello no necesariamente representa los comportamientos y actitudes emergentes relacionadas con el consumo responsable. Son los consumidores más jóvenes, Millenials y Generación Z, quienes se han mostrado realmente más responsables en su patrón de consumo y actitudes hacia las marcas.
Jiménez precisa que este atributo no solamente justifica una percepción favorable hacia las marcas, sino que además se convierte en la razón para evaluar negativamente a una marca, cuando no está presente. De esta forma, 2/3 de las personas encuestaron evaluaron de forma negativa a las marcas que en las que se percibe ausencia de responsabilidad hacia la sociedad.
Por supuesto, las empresas tienen un gran desafío frente a los consumidores responsables. Un reto que, lejos de disminuir con la aplicación de alguna medida pro-sostenibilidad, apunta a consolidarse.
Marcas con Valores, una plataforma colaborativa que nació para profundizar en el conocimiento y la gestión ética de las marcas, señala en un último estudio sobre el impacto del Covid-19 en el consumo consciente:
- 84% de los consumidores admira a las personas que consumen con conciencia.
- 83% de los ciudadanos está dispuesto a cambiar de tienda si esta tiene valores que encajen más con sus propios valores.
- 65% no cree en la publicidad que ve de las marcas y 57% no confía en la información que dan de sí mismas.
- 87% de los ciudadanos considera que es más importante lo que las marcas hacen que lo que dicen.
Es claro el desafío que tienen las empresas frente a un consumidor que cada vez es más consciente de su valor a la hora de consumir, y al mismo, se siente más corresponsable en la resolución que los problemas que genera la vida humana en el planeta.
¿Cómo busca el consumidor responsable?
- Valora el impacto ambiental de los productos que compra. En este sentido, toma en cuenta cómo son los procesos de producción, transporte, distribución, consumo y residuos que deja el producto.
- Precisa cuál es la huella ecológica de determinados estilos de vida y los patrones de consumo, para tener un comportamiento más acorde y responsable.
- Consume en empresas cuyos productos o servicios, no solo respetan el medio ambiente, sino también los derechos humanos hacia las personas implicadas en el proceso de producción y de las comunidades donde se insertan las empresas.
- Es una persona informada de sus derechos como consumidor, y los ejerce activamente. Esta visión se expresa a diario en pequeños actos y decisiones cotidianas.
El desarrollo sostenible demanda que seamos cada vez consumidores responsables. El compromiso trasciende el respeto por el planeta. Es la única forma de garantizar la vida y el bienestar para las nuevas generaciones. Y las empresas no están ajenas a esta realidad.
¿Tu negocio está preparado para atender las demandas del consumidor responsable? ¿Cómo lo estás haciendo? Nos encantaría conocer tu experiencia en la sección Comentarios.